Poco después de leer Inshallah, en clase de Literatura nos 'pidieron' que redactáramos un relato corto con moraleja (vamos, una fábula), así que yo me inspiré en esta obra que acababa de leer y que tanto me había impresionado.
Resulta que hace poco estuve buscando unos papeles por mi cuarto (que por supuesto no encontré) y fui a dar con un archivador en el que había varias láminas de dibujo técnico, trabajos y cosas similares de mi época escolar. Entre los mismos encontré el cuento que antes mencionaba. Aunque no voy a reproducirlo entero (la sombra literaria de Txus es muy alargada), sí que voy a escribir su comienzo...
De noche los perros vagabundos invaden la ciudad. Centenares de ellos asaltan las calles deshabitadas, los callejones vacíos y las plazas desiertas aprovechando el miedo de sus habitantes. A semejanza de los hombres que luchan y matan durante el día en defensa de sus ideales, así ellos protagonizan feroces batallas nocturnas cuyo único fin es conquistar una acera a la que los restos de comida y podredumbre han convertido en preciosa.
También los gallos reclaman para sí la ciudad. Gallos que, desorientados por el ensordecedor ruido de los Kalashnikov y los Rdg8 que martillean sus oídos durante la mañana, rompen el sueño de los atormentados refugiados y disputan a los perros los botines que las esquirlas han liberado entre los escombros de Beirut.
martes, agosto 29, 2006
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3 comentarios:
Tú decides. O ficción o hablar de sexo. El comienzo parece prometedor.
pues no era de ficción :P
Gracias por el cumplido, señor... mi sombra no es tan alargada como para que no la superes, así que a darle duro, que tiene buena pinta!
... o a hablar de sexo
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