Este fin de semana me he vuelto a animar a participar en una carrera popular: La Melonera XII Trofeo Hipercor, con una distancia de 8.7 km.
La idea de correr en la carrera fue un poco precipitada. Mi amigo Jose me comentó la posibilidad de apuntarnos y como la inscripción era gratuita, pues acepté. Siempre tenía tiempo de echarme atrás si me surgía algo mejor o simplemente si no me apetecía. Así que el viernes a mediodía nos fuimos a El Corte Inglés de Méndez Álvaro, nos apuntamos y recibimos nuestro dorsal de papel junto a 2 imperdibles para colgarlo de las camisetas.
El caso es que me levanté el sábado, a las 15:00 y gracias al despertador, me hice la comida y me dije "hace un buen día para correr" y allá que me fui. Quedé con Jose y con Sergio, compañero del equipo de fútbol, un buen rato antes de la carrera para poder calentar y estirar un poquito (también estaba por allí el padre de Jose, un crack fibrosillo como él solo) y nos dirigimos a la salida.
En la salida estábamos concentrados unos 6.500 corredores en un espacio bastante reducido, así que no es de extrañar que al dase la salida saliéramos todos disparados. De hecho, para mi gusto, demasiado disparados. El primer kilómetro aún se notaba la aglomeración por lo que lo recorrimos en unos 5 minutos y medio. Pero en el segundo bajamos un minuto. Jose, además, tuvo que parar a abrocharse una zapatilla.
Sergio y Jose iban tirando y yo iba por detrás de ellos, un poco justito en ese momento, la verdad. En el km 4 Sergio iba bastante fuerte por lo que decidió tirar para adelante, así que nos quedamos Jose, que no se encontraba muy bien, y yo. En ese punto se estabilizó nuestra carrera. Unas veces tiraba Jose y otras yo, pero los metros iban pasando y nos fuimos recuperando poco a poco, hasta que a la altura del cartel del Km 7 decidí subir un poco el ritmo. Aguanté y de hecho los últimos 100m los sprinté y todo.
Mi tiempo final en meta fue de 45 minutos 50 segundos, que no está nada mal (a 5 minutos y 16 segundos el kilómetro). Mi puesto lo desconozco ya que no había control electrónico de los participantes como en la San Silvestre. Al finalizar me dirigí a la zona de avituallamiento, cogí un par de bebidas, una camiseta conmemorativa de regalo y, por supuesto, el trozo de melón que nos regalaban a todos los participantes y que da nombre a la carrera.
Si todos mis planes salen bien, este año no podré correr la San Silvestre, pero lo cierto es que me estoy aficionando a este tipo de eventos populares.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
¡Vaya susto me has dao con el título que le has puesto al post! Creía que te referías a otra cosa...xD.
Parece que le estás cogiendo el gustillo a esto de correr entre un grupo de personas, ¿eh?
Un abrazo!
ey, que el nombre de la carrera no lo he elegido yo :P
la verdad es que se sufre un poco corriendo, pero cuando llegas a la meta te llena una sensación de orgullo/paz/cansancio muy gratificante-jejeje.
un abrazo!
Jajajja!!! Yo también me he asustado con el nombre!!!!
Jajajajajajaja!!!!!!
Oye, que envídia me dais, leches!!! Entre que Morgan lee un huevo (que no se lee un huevo) (Jeje, festival del humos!!!!) y tu haces deporte... joer, qué asco!!! Yo no hago ná!!!!!
Un besote!
Publicar un comentario