Muy de cuando en cuando la vida nos sitúa ante situaciones comprometidas y, sobre todo, completamente inesperadas. Son momentos que surgen de forma repentina y ante los que no solemos estar preparados. Momentos que nos fuerzan a tomar (o dejar de tomar) una decisión rápida, no meditada, y cuyas consecuencias no siempre son fáciles de calibrar. Momentos, además, que suelen tener repercusión sobre nuestro futuro.
Hay veces que ni siquiera reconocemos uno de estos momentos cuando la estamos viviendo. En otras sí. En estos últimos casos la presión del momento nos golpea sin previo aviso, se nos acelera el pulso y percibimos la realidad a cámara lenta, alargando mentalmente la duración de cada instante de indecisión, calibrando contraproducentemente cada paso que damos, dudando de nuestra propia capacidad... y rezando para que el camino finalmente elegido sea el adecuado.
En mi vida me he encontrado con pocas situaciones de este estilo. Unas veces fue una llamada de teléfono inesperada. Otras el encuentro con una persona desconocida. O una noticia. O simplemente un correo mal interpretado. Al ser tan poco frecuentes, suelo recordar bien estas situaciones. Y aunque no tengan ningún tipo de relación entre ellas, sí suelen tener un componente común: después de una situación de este tipo, casi siempre me arrepiento de cómo manejé la situación y de su desenlace.
Este sábado volví a vivir una situación semejante.
No paro de darle vueltas mentalmente. De evaluar cada paso que dí.
Y también me arrepiento de cómo manejé la situación y, sobre todo, de su desenlace.
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8 comentarios:
En situaciones así, lo mejor es hacer lo primero que se te pase por la cabeza. Luego, ya tendrás tiempo de arrepentirte.
Y, a mí siempre me dijeron una cosa:
"Todo en esta vida tiene solución excepto la muerte". Así, si crees que te has equivocado, rectifica, que es de sabios.
Un abrazo.
Me has dejao espeluznao. Espero que, como dices arriba, sea una cosa "pequeña".
A mí también me pasa. A veces me dan ganas de decir "oye, ¿porque no nos encontramos por casualidad la próxima semana un día que esté bien peinado, vestido y con ingenio?".
En fin. Ya contarás.
Creo que todos nos hemos sentido así en algún momento,pero vamos que cuando se actúa así suele ser por nervios ya que lo inesperado de la situación o de la visión de una persona en particular nos hace actuar así,pero nada es irreparable.Y una cosa,lo que para tí a lo mejor fue una de esas situaciones para otra persona no.Quién sabe,no olvides que siempre hay 2 visiones de un hecho,así que a lo hecho pecho y si no te gustó la reacción haz lo posible por cambiarla,nunca es tarde.
un besito.
ooye! Que me has dejado intrigadísima! Espero que a la próxima comentes algo de lo que pasó para entender mejor la situación ;) :P
Bueno, espero que no sea nada grave.
En esas ocasiones tienes tanta presión encima, tantos nervios, que no reaccionas de la mejor manera.
No le des más vueltas. Se que al principio es como si fuera lo peor, pero a medida que pasan los días lo vas olvidando, y en unos meses, cuando te acuerdas, te ríes. A mi me pasa.
Un besote!!!
la verdad es que soy consciente de que fue una cosa pequeña, pero no por eso he dejado de darle vueltas a la cabeza... es lo que tiene el maldito "y si hubiera..."
en fin, chic@s, muchas gracias, pero no os preocupéis!
un abrazo.
Tengo la patente de corso! Tengo la patente de corso! Jajaja!!! Muchas gracias!!! Me ha hecho un montón de ilusión!!!
Yo también quiero poneros a unos cuantos... a ver cuando me dedico y lo hago!
Un besote y gracias!!!
P.D.= Me ha encantado la imagen que me has puesto.
jeje, me alegro de que te haya gustado la patente, igrein!
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