Hace 4 meses escribí una melancólica entrada en la que me despedía del que había sido mi hogar durante los últimos 21 años de mi vida. Pero esa melancolía también encerraba cierta cantidad de esperanza: "la esperanza de una oportunidad. Una oportunidad de tomar decisiones. De forjar el futuro".
El pasado 19 de marzo tomé la decisión.
Mañana esa decisión la haré realidad firmando dos documentos: mi primer préstamo hipotecario y la escritura de mi primera vivienda.
Si todo va bien, a partir de mañana mi futuro sólo dependerá de mis propias decisiones. De mis propios aciertos y de mis propios errores.
Es una sensación indescriptible, mezcla de libertad y de responsabilidad a partes iguales, de alegría por la oportunidad y de temor ante lo desconocido. Pero si hay un sentimiento que prevalece sobre todos los demás, ése, ése sería mi ilusión.
miércoles, abril 18, 2007
lunes, abril 16, 2007
Run & Gun
Hace ya bastante tiempo que unos amigos y yo montamos un equipo de baloncesto para seguir practicando y reunirnos una vez por semana. Tampoco es que el torneo municipal sea muy competitivo, pero la verdad es que en estos años hemos perdido pocos partidos... aunque eso sí, casi siempre quedábamos segundos de nuestro grupo.
Pero este año cambió nuestra suerte y volvimos a quedar primeros. Así que nos clasificamos para jugar contra los campeones de los otros tres grupos de nuestra liga.
El sábado jugamos la semifinal contra el equipo de un amigo mío de la escuela. Por desgracia el finde pasado mi amigo se lesionó en un tobillo y no pudo jugar el partido... bueno, "por desgracia" porque mi amigo es muy muy bueno. En fin, empezamos el partido muy bien y llegamos al descanso con 14 puntos de ventaja. En la segunda parte se lesionó uno de los mejores de nuestro equipo y nos complicamos un poco la vida, aunque al final acabamos ganando 61-55. Así que nos metimos en la final del domingo.
En la final nos enfrentábamos contra el ganador de la otra semifinal. Un equipo al que ya nos habíamos enfrentado en 8-9 ocasiones otros años y que, a pesar de haber sido siempre partidos ajustados (hasta jugamos un par de prórrogas), siempre nos habían ganado. Para colmo son un equipo bastante marrullero, con un par de indeseables de cuidado.
Empezamos bastante bien el partido y pronto nos pusimos por delante. Sin embargo nunca tuvimos grandes ventajas y llegamos al final del primer cuarto bastante igualados en el marcador. En el segundo nos vinimos abajo. No conseguíamos meter una canasta a pesar de hacer buenos lanzamientos y ellos no paraban de encestar. Se pusieron 24 puntos arriba, aunque al final logramos reducir un poco la diferencia y llegamos al descanso perdiendo 41-25. Sí, sólo habíamos metido 25 puntos y perdíamos de 16.
Empezamos la segunda parte encajando un triple. 19 puntos abajo. Y a partir de ahí nos enchufamos de nuevo al partido. Empezamos a defender más fuerte y a correr el contraataque. Conseguimos ponernos a 3 puntos de diferencia, aunque terminamos perdiendo el cuarto de 6.
El último cuarto se presentaba emocionante, pero la verdad es que no conseguíamos acercarnos en el marcador. Hubo bastantes faltas y muchos tiros libres, pero todo seguía igual. Y así llegamos al final del partido. De pronto un par de buenos ataques nuestros y un par de fallos suyos nos colocaron 2 puntos abajo a falta de 25 segundos y con dos tiros libres a favor. Fallamos el primero y metimos el segundo. 73-74, lástima. 1 abajo. Ellos hicieron una jugada larga. Tiraron y fallaron. La pelota parecía viva, hubo muchos rechaces y acabamos tirándola fuera. Más lástima. Sacaron de banda e hicimos falta. Quedaban 6 segundos para el final. Su jugador metió el primer tiro libre. 73-75, dos abajo. Pero falló el segundo.
Todo pasó muy rápido. Rebote del balón en el aro. Dos jugadores tocan la pelota y acaba en manos de mi compañero Jorge. Se la pasa a Míkel en medio campo. Levanta la cabeza y ve a su hermano Jose en campo contrario. Se la pasa. Jose recibe la pelota. Se gira hacia el aro y tira de tres desde la línea.
La pelota voló. Sonó la bocina marcando el final del partido. Y la pelota entró limpia en el aro. Entró. Entró. Ganamos? 76-75. Ganamos, ganamos, ganamos. Jajaja. Sinceramente, parecía el final de una peli americana. Bueno, tan sólo era una liga municipal y no íbamos a volvernos locos. Pero oye, era la primera vez que quedábamos campeones de una liga de 40 equipos. Así que nos fuimos a celebrarlo!
Ahí estamos todos, con la 'presi' y el hijo de Javi incluidos
Pero este año cambió nuestra suerte y volvimos a quedar primeros. Así que nos clasificamos para jugar contra los campeones de los otros tres grupos de nuestra liga.
El sábado jugamos la semifinal contra el equipo de un amigo mío de la escuela. Por desgracia el finde pasado mi amigo se lesionó en un tobillo y no pudo jugar el partido... bueno, "por desgracia" porque mi amigo es muy muy bueno. En fin, empezamos el partido muy bien y llegamos al descanso con 14 puntos de ventaja. En la segunda parte se lesionó uno de los mejores de nuestro equipo y nos complicamos un poco la vida, aunque al final acabamos ganando 61-55. Así que nos metimos en la final del domingo.
En la final nos enfrentábamos contra el ganador de la otra semifinal. Un equipo al que ya nos habíamos enfrentado en 8-9 ocasiones otros años y que, a pesar de haber sido siempre partidos ajustados (hasta jugamos un par de prórrogas), siempre nos habían ganado. Para colmo son un equipo bastante marrullero, con un par de indeseables de cuidado.
Empezamos bastante bien el partido y pronto nos pusimos por delante. Sin embargo nunca tuvimos grandes ventajas y llegamos al final del primer cuarto bastante igualados en el marcador. En el segundo nos vinimos abajo. No conseguíamos meter una canasta a pesar de hacer buenos lanzamientos y ellos no paraban de encestar. Se pusieron 24 puntos arriba, aunque al final logramos reducir un poco la diferencia y llegamos al descanso perdiendo 41-25. Sí, sólo habíamos metido 25 puntos y perdíamos de 16.
Empezamos la segunda parte encajando un triple. 19 puntos abajo. Y a partir de ahí nos enchufamos de nuevo al partido. Empezamos a defender más fuerte y a correr el contraataque. Conseguimos ponernos a 3 puntos de diferencia, aunque terminamos perdiendo el cuarto de 6.
El último cuarto se presentaba emocionante, pero la verdad es que no conseguíamos acercarnos en el marcador. Hubo bastantes faltas y muchos tiros libres, pero todo seguía igual. Y así llegamos al final del partido. De pronto un par de buenos ataques nuestros y un par de fallos suyos nos colocaron 2 puntos abajo a falta de 25 segundos y con dos tiros libres a favor. Fallamos el primero y metimos el segundo. 73-74, lástima. 1 abajo. Ellos hicieron una jugada larga. Tiraron y fallaron. La pelota parecía viva, hubo muchos rechaces y acabamos tirándola fuera. Más lástima. Sacaron de banda e hicimos falta. Quedaban 6 segundos para el final. Su jugador metió el primer tiro libre. 73-75, dos abajo. Pero falló el segundo.
Todo pasó muy rápido. Rebote del balón en el aro. Dos jugadores tocan la pelota y acaba en manos de mi compañero Jorge. Se la pasa a Míkel en medio campo. Levanta la cabeza y ve a su hermano Jose en campo contrario. Se la pasa. Jose recibe la pelota. Se gira hacia el aro y tira de tres desde la línea.
La pelota voló. Sonó la bocina marcando el final del partido. Y la pelota entró limpia en el aro. Entró. Entró. Ganamos? 76-75. Ganamos, ganamos, ganamos. Jajaja. Sinceramente, parecía el final de una peli americana. Bueno, tan sólo era una liga municipal y no íbamos a volvernos locos. Pero oye, era la primera vez que quedábamos campeones de una liga de 40 equipos. Así que nos fuimos a celebrarlo!
Ahí estamos todos, con la 'presi' y el hijo de Javi incluidos
domingo, abril 15, 2007
Meme fotográfico
miércoles, abril 11, 2007
Esos pequeños momentos
Muy de cuando en cuando la vida nos sitúa ante situaciones comprometidas y, sobre todo, completamente inesperadas. Son momentos que surgen de forma repentina y ante los que no solemos estar preparados. Momentos que nos fuerzan a tomar (o dejar de tomar) una decisión rápida, no meditada, y cuyas consecuencias no siempre son fáciles de calibrar. Momentos, además, que suelen tener repercusión sobre nuestro futuro.
Hay veces que ni siquiera reconocemos uno de estos momentos cuando la estamos viviendo. En otras sí. En estos últimos casos la presión del momento nos golpea sin previo aviso, se nos acelera el pulso y percibimos la realidad a cámara lenta, alargando mentalmente la duración de cada instante de indecisión, calibrando contraproducentemente cada paso que damos, dudando de nuestra propia capacidad... y rezando para que el camino finalmente elegido sea el adecuado.
En mi vida me he encontrado con pocas situaciones de este estilo. Unas veces fue una llamada de teléfono inesperada. Otras el encuentro con una persona desconocida. O una noticia. O simplemente un correo mal interpretado. Al ser tan poco frecuentes, suelo recordar bien estas situaciones. Y aunque no tengan ningún tipo de relación entre ellas, sí suelen tener un componente común: después de una situación de este tipo, casi siempre me arrepiento de cómo manejé la situación y de su desenlace.
Este sábado volví a vivir una situación semejante.
No paro de darle vueltas mentalmente. De evaluar cada paso que dí.
Y también me arrepiento de cómo manejé la situación y, sobre todo, de su desenlace.
Hay veces que ni siquiera reconocemos uno de estos momentos cuando la estamos viviendo. En otras sí. En estos últimos casos la presión del momento nos golpea sin previo aviso, se nos acelera el pulso y percibimos la realidad a cámara lenta, alargando mentalmente la duración de cada instante de indecisión, calibrando contraproducentemente cada paso que damos, dudando de nuestra propia capacidad... y rezando para que el camino finalmente elegido sea el adecuado.
En mi vida me he encontrado con pocas situaciones de este estilo. Unas veces fue una llamada de teléfono inesperada. Otras el encuentro con una persona desconocida. O una noticia. O simplemente un correo mal interpretado. Al ser tan poco frecuentes, suelo recordar bien estas situaciones. Y aunque no tengan ningún tipo de relación entre ellas, sí suelen tener un componente común: después de una situación de este tipo, casi siempre me arrepiento de cómo manejé la situación y de su desenlace.
Este sábado volví a vivir una situación semejante.
No paro de darle vueltas mentalmente. De evaluar cada paso que dí.
Y también me arrepiento de cómo manejé la situación y, sobre todo, de su desenlace.
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