lunes, septiembre 15, 2008

Noche en Blanco

Bajo el lema "El mejor sueño ocurre con la ciudad despierta", el pasado sábado tuvo lugar la tercera edición de La Noche en Blanco en Madrid. Y como en las pasadas ediciones, fue todo un éxito de público (por qué sólo tendrá lugar una vez al año??).


Este año fui con el programa más 'empollado' que en otras ocasiones y habiendo decidido ya en casita qué espectáculos íbamos a presenciar... o a intentar presenciar. Así mi/nuestro paseo comenzó en la Plaza de Santa Bárbara (aka Alonso Martínez). Desde ahí enfilamos por la Calle de San Mateo hasta desembocar en la Calle Fuencarral, y aterrizamos (ya empapados de ambientillo) en la Gran Vía. El primer 'espectáculo' lo encontramos ahí mismo, en el edificio de la Fundación Telefónica, al cual le habían colocado en la fachada una serie de tubos hinchables que formaban una extraña, y no necesariamente bella, figura. A continuación, frapuccino de moca en el Starbucks para engañar a Morfeo y bajada por La Gran Vía hasta la Calle Alcalá. Objetivo: Círculo de Bellas Artes.

Entramos en el Círculo (sin hacer necesariamente la cola) e intentamos acceder a un concierto de jazz-flamenco en la cuarta planta. Cuando conseguimos entrar, el concierto terminaba, así que bajamos a la segunda planta y disfrutamos unos instantes de una partida simultánea de ajedrez, en la que cierto 'experto' desconocido (ni Karpov, ni Kasparov, ni Fisher, ni Shirov...) daba buena cuenta de unos 20 contrincantes. Posteriormente, bajamos al escenario que habían erigido en la Calle del Marqués de Cubas.

El primer concierto fue de Fado (música tradicional portuguesa que personalmente desconocía y que me gustó mucho por su melodía melancólica). La lisboeta Cristina Nóbrega hizo las delicias del respetable, sobre todo de los portugueses, acompañada de una guitarra portuguesa, de una guitarra y de un contrabajo.

A continuación, con sólo 20 minutos de demora y después de que la actuación del funambulista Jade Kindar-Martin se cancelara por culpa del viento (no queremos que nadie se mate!), un concierto de jazz a cargo de un trío compuesto de piano, batería y contrabajo.

Por último, y para entrar en calor, paseo por las calles de Jovellanos, Zorrilla, Carrera de San Jerónimo, Puerta del Sol y Arenal... hasta llegar a la Plaza de Oriente, donde habían instalado una especie de rubí gigante en el que hacerse fotos y poco más. Regresamos andando hasta Ópera y nos aprovechamos de la prolongación del horario de apertura del Metro en tal señalada fecha para acercarnos a casa.

La verdad es que fue la Noche en Blanco fue una noche interesante, a la par que cultural, y que, como ya he mencionado anteriormente, debería repetirse con mayor frecuencia a lo largo del año.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"La lisboeta Cristina Nóbrega hizo las delicias del respetable"...

Y yo añadiría "en un marco de incomparable belleza" xD

Tenía pensao ir pero me vi atacado por una pereza hiperbólica.

kykoche dijo...

de todas formas, un escenario encajonado en mitad de la calle no entra dentro de la categoría de 'marco de incomparable belleza' :P

... menos pereza y más madrugar por las mañanas!!! digo salir por la noche-jeje.

Diosmelibreee dijo...

Es similar a todo lo bueno, ocurre cada un largo tiempo, yo amo año nuevo, pero supongo que (además de que no quiero cumplir años muy seguido y que es imposible) perdería importancia, y ya no sería tan interesante si fuese mas seguido. Saludos!